miércoles, 2 de diciembre de 2009

El aborto: ¿Es factible su legalidad en el Perú?

Yo soy consciente que la sobrepoblación debido natalidad exagerada, en el Perú, especialmente la provocada por la clase pobre agudiza los problemas socioeconómicos; y a la larga también perjudican la vida en el planeta. Pero frente a ello no estoy de acuerdo con las prácticas abortivas y mucho menos con legalizarlas, aunque dicha medida sea eficaz para disminuir la sobrepoblación. Porque al abordar el tema del aborto no sólo se debe pensar en lo que es correcto respecto a nuestros intereses, por que de ser así, el caso anterior resultaría más eficiente permitiendo el aborto clandestino antes que el legal, donde solo se mata al feto y no a la madre. Habiendo llegado a este punto aún persiste la pregunta: ¿Es correcto legalizar el aborto en el Perú?

Quienes están a favor del aborto fundamentan su tesis en lo siguiente: “Miles de mujeres mueren por las prácticas abortivas clandestinas, la humanidad debe defender la vida misma y no la viabilidad de una célula por que la mujer debe ser vista como un sujeto antes que como vientre, como vida palpitante antes que como depósito de vida”. Esta tesis aparentemente consistente y convincente pierde sentido porque tiene dos errores en su fundamento.

El primer error se encuentra en el enunciado: “Miles de mujeres mueren por las prácticas abortivas clandestinas, debido a que el aborto es un delito”, todos entendemos que las mujeres que han optado por aborto clandestino, son conscientes de la posibilidad de su muerte; independientemente de los motivos del embarazo no deseado, han tomado una decisión haciendo uso del libre albedrio, por lo tanto no hay que tengan que reclamar. Además si dicho razonamiento fuese correcto se podría aplicar como solución a diversos problemas; por ejemplo, sería factible decir: “Hay que legalizar el narcotráfico, pues mucha gente muere y se ve afectada debido a que es considerado un delito” ¡Aquí encontramos la inconsistencia del primer enunciado!

El segundo error se encuentra en el enunciado: “Se debe defender la vida misma y no la viabilidad de una célula” y para entenderlo es necesario preguntarse ¿Cuándo comienza la vida de un ser humano como tal? (Me refiero al ser humano como persona y no como un mero título nobiliario, que muchos usan para jactar de superioridad sobre el resto de especies) Para los científicos el embrión recién comienza a tener forma humana a partir del primer mes o algo mas, teniendo como base este “descubrimiento” se ha llegado a la conclusión que es factible abortar hasta antes de ese primer mes, sin tener el remordimiento de haber matado a un ser humano. Sin embargo nuevamente encontramos incoherencias en el razonamiento porque se fundamenta en la forma humana y no en el hombre como tal. Entonces para dilucidar este aspecto debemos entender que todas las facultades humanas –las que nos hacen diferentes del resto de especies – son sólo meras posibilidades. Un claro ejemplo es la libertad: hay personas que nacen y mueren sin entenderla, por consiguiente sin ser verdaderamente libres; del mismo modo nosotros no nacemos humanos, sino que nos hacemos humanos en el trascurso de la vida, aunque no muchos logren conseguirlo. Por consiguiente el embrión tenga o no forma humana, tiene la posibilidad de ser humano, la misma posibilidad que tiene un niño al nacer o un adolescente, o cualquier ser humano en proceso. Y nuevamente si fuese correcto el enunciado, entonces matemos no al feto que tiene grandes posibilidades, si no a los humanos a los cuales las posibilidades estén a punto de agotárseles o sean casi inexistentes (por ejemplo: los enfermos terminales o los ancianos), lo cual también es inviable.



Todo lo anterior parece convincente pero no basta porque la mayoría de los defensores del aborto y su legalidad se fundamentan en casos concretos que a diario nos presentan los medios de comunicación. Empezare atacando de los casos leves hasta los aparentemente complicados.


Primero tenemos los embarazos no deseados por fallas de los métodos anticonceptivos. ¡Caso absurdo! Porque es de conocimiento general que ningún método es efectivo al 100%, por lo tanto al adoptar uno, la pareja es consciente de asumir el aproximadamente 5% de error del método que utilice.

Otro de los casos es el de las violaciones, ya sean en masa, tortuosas o en cualquier otra circunstancia; en estos casos parece “razonable” una práctica abortiva, sin embargo nuevamente se encuentra un error, porque se trata de atacar las consecuencias y no las causas. Y aunque parezca extraño la causa de estos casos es la mala educación que la sociedad brinda a sus integrantes y al legalizar el aborto se está cubriendo un problema –evadiendo la solución – legalizando un delito. No se puede matar a un individuo que aun no puede decidir, al que ni siquiera se le ha dado a conocer el concepto de humanidad. Sin embargo también se debe tener en cuenta que existen miembros de la sociedad que sin importar la educación que reciban, pueden decidir se fanáticos sexuales. Para estos hechos aislados, casi imperceptibles, es conveniente optar por el justo medio; por ejemplo, la adopción y/o la rehabilitación de la agredida; y sancionar al criminal pero, no elegir el aborto como solución.

Aun queda un caso, quizá el más difícil: cuando se tiene que elegir entre la vida de la madre y la del feto. Para resolverlo apelo nuevamente a la tesis: “Todos tienen la posibilidad de ser humanos” y preguntémonos: ¿Qué diferencia hay entre un niño de dos años y un feto, en lo que respecta a su posibilidad humana? Sin duda la diferencia aún no existe o es casi nula. Por lo tanto si la experiencia demuestra que la madre daría su vida por proteger a un hijo de dos años, ¿No sería lo mismo dar su vida por proteger al feto?

En conclusión para abordar este tema, no basta pensar en casos como: adolescentes violadas que salen embarazadas, tampoco en los embarazos ocurridos por fallas de los métodos anticonceptivos, ni mucho menos en los abortos “razonables” por deformaciones congénitas u otros casos. ¡No! Para abordar el tema es necesario liberarlo de intereses personales que lo convierten en dilema moral. Se puede elegir un camino adecuado considerando la tesis: “Las facultades humanas son posibilidades”, con esta tesis los argumentos a favor del aborto pierden sentido como ya ha quedado demostrado. Por lo tanto siguiendo la línea del razonamiento puede aceptarse el aborto, esto es considerarlo legal, solo en los casos que sea imposible la posibilidad del feto para conseguir su humanidad. Pero ¿Quién tendrá autoridad para determinar aquello? En todo caso queda la posibilidad, siempre que sea fundamentada. Para quienes los razonamientos anteriores se les tornen anticuados consideren que: “Si el ovulo y el espermatozoide no se encuentran en el corto periodo en que es posible la fecundación, morirían en pocas horas, a lo sumo, en pocos días. Pero producida la fecundación, generan una vida que, salvo accidentes, en términos actuales viviría en promedio ochenta años”. Por ello es incorrecto considerar legal a el aborto, mucho menos en el Perú, donde los intereses individuales priman sobre la ética; en lugar de gastar el tiempo en campañas antiabortivas mediocres, debemos preocuparnos en solucionar sus causas ¡olvidemos de la politiquería y de los feminismos acendrados! Preocupemos por la educación, basada en un discurso franco, sencillo y abierto a la vida. Pero una vida ética, fundamentada en la racionalidad. Ese es nuestro reto ¿Podemos asumirlo?


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